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La felicidad puede ser tan simple - espera, corrección: es es tan simple.
A veces basta con un solo instante, un breve momento de conexión real con el mundo. Tomemos el siguiente ejemplo:
Los niños suelen detenerse de repente en medio del bosque. No porque se hayan perdido, sino porque algo mágico les espera en la linde del bosque. Un pequeño punto rojo entre todo el musgo, una brillante salpicadura de color con manchas blancas: una mosca agárica.
Y casi siempre ocurre lo mismo:
Se agachan.
Miran.
A veces incluso hablan con la seta.
"¡Esta debe de ser una casa de hadas!", gritan entusiasmados.
O preguntan en un susurro asombrado: "Aquí vive alguien, ¿no?".
Estos momentos son preciosos. Porque nos muestran a los adultos lo que a menudo hemos olvidado:
Mirar sin miedo. Percibir sin encasillarse. Confianza sin control. Felicidad sin "motivo".
Algo que los niños hacen espontáneamente, sin pensar… ¡y que los adultos olvidamos a menudo!

La mosca agárica en la infancia: un símbolo ancestral
Si le preguntas a un niño qué es una seta, rara vez obtendrás una evaluación toxicológica. En su lugar, obtendrá respuestas que se basan totalmente en la intuición del niño:
"Una seta de la suerte".
"Una seta mágica".
"¡La del cuento de hadas!".
Y no es casualidad. La seta desempeña un papel central en el mundo simbólico de los niños. En los libros ilustrados, en las postales, como peluche, en las velas de cumpleaños… aparece por todas partes. Representa lo mágico, lo diferente, lo misterioso.
Marca la frontera entre la fantasía y la realidad, entre este mundo y el otro mundo.
En cierto modo, la seta es una puerta:
Un símbolo de transición hacia un mundo que no se explica lógicamente, sino que se experimenta intuitivamente, con el corazón y el alma.
Percepción infantil de la naturaleza: clara, directa, sin censura
Los niños experimentan la naturaleza con todo su cuerpo.
Huelen, sienten, saborean (a menudo literalmente): perciben lo que es.
Sin filtros. Sin miedo. Sin juicios.
Pero llega un momento en que les decimos:
"¡No hagas eso! La seta es venenosa".
"¡No vayas allí!"
"¡No la toques!"
Y con cada una de estas advertencias, trazamos una nueva línea, no sólo en el bosque, sino en nuestras cabezas. Les enseñamos la desconfianza en lugar de la relación.
Y en algún momento creen tan firmemente como nosotros:
-que las setas son peligrosas.
-que hay que regular la naturaleza en lugar de tocarla.
-que la intuición es infantil.
Simbolismo de la mosca agárica: los niños contra el mundo de los adultos
Para los niños, las setas son coloridas, emocionantes, vivas.
Para los adultos: venenosas, peligrosas, que hay que evitar.
Esta división es emblemática de muchas cosas que "aprendemos" -y desaprendemos- a medida que crecemos:
- Confianza en la propia percepción
- Curiosidad por lo desconocido
- la sensación de que la naturaleza puede (y quiere) decirnos algo
Para muchas personas, la microdosificación de agárico de mosca actúa como un canal de retorno a esta apertura infantil. No porque nos arroje a una ilusión, sino porque nos saca de la ilusión de que todo tiene que ser explicable, medible, racional.
Y esta reexperimentación del momento, este pequeño cambio interior, es pura felicidad.

Cuentos de hadas sobre el agárico de la mosca: algo más que bellas historias
Los cuentos de hadas de nuestra infancia suelen tener un nivel más profundo.
Hablan de valentía, magia y transformación. Y de crecimiento: basta pensar en Alicia en el País de las Maravillas. Y muy a menudo aparece la seta.
No como un peligro. Sino como un símbolo de cambio. Como un puente hacia otro mundo, donde el corazón está antes que la cabeza. La felicidad como prioridad.
Tal vez la mosca agárica nunca fue una "advertencia". ¡¿Pero como un recordatorio…?!
Que no sólo somos seres pensantes, sino también seres sensibles. Que sabemos más de lo que pensamos, si dejamos de interponernos en nuestro camino. Y que la verdadera felicidad no se hace, sino que se siente.
Volver al principio: ¿microdosis de intuición infantil sin adulterar?
Hoy en día, muchos adultos redescubren la seta por la puerta de atrás, o digamos que dando rodeos. No a través de cuentos de hadas, sino a través de microdosis.
Y lo que ocurre a menudo es asombroso: recordamos.
No hechos, sino un sentimiento:
Este asombro indescriptible.
La alegría de simplemente ser que no has sentido en mucho tiempo.
Ser feliz en este único momento.
El momento en el que simplemente no hay nada que hacer - sólo sentir.
Porque esto es exactamente lo que la microdosificación con el agárico de mosca puede desencadenar:
Un reinicio hacia el ahora.
Un reinicio hacia lo que siempre ha sido inherente a nosotros.
Un despertar de nuestra propia intuición, que es mucho más antigua que cualquier conjunto de reglas - y a menudo conduce directamente a un sentimiento de felicidad.
Lo que podemos aprender de los niños, incluso de adultos
La próxima vez que estés en el bosque y veas a un niño delante de una seta, detente un momento. Y pregúntate:
¿Cuándo fue la última vez que se maravilló?
No analizado. Ni evaluado. ¿Simplemente admirado?
Esto es exactamente lo que la microdosificación puede descubrir:
Una maravilla sin propósito.
Una conexión sin explicación.
Una alegría que no necesita comprarse.
Un sentimiento de felicidad que no se hace, sino que se recuerda.
No es una huida de la realidad.
Es un regreso a un mundo que siempre ha estado ahí: dentro de ti.
¿Estás preparado para volver a ser feliz?

Conclusión: La visión infantil no es un paso atrás, sino un recordatorio de la felicidad
Cuando los niños ven la seta, no sienten miedo: sienten una conexión. Ven la belleza, la magia. Aquello que los adultos sólo percibimos -si es que lo hacemos- como "decoración".
Pero, ¿y si pudiéramos recuperar esta maravilla?
No infantil, sino aniñado. No ingenuo, sino abierto.
La mosca agárica no sólo nos lleva a una relación más consciente con la naturaleza, sino también de vuelta a nosotros mismos. Al conocimiento que siempre ha estado dentro de nosotros bajo todas las capas de control, miedo y lógica.
Y que -cuando se destapa de nuevo- nos lleva exactamente a lo que tanta gente busca: La felicidad.