Simbolismo del agárico de la mosca - dioses, héroes y el misterio del árbol de la vida

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El simbolismo de la mosca agárica ha fascinado a los pueblos de todo el mundo desde tiempos inmemoriales. De color rojo brillante y misteriosamente blanca, la seta se consideraba un puente entre el cielo y la tierra, un símbolo de energía divina que ha perdurado en mitos, templos y leyendas.
No era una simple seta, sino un símbolo. Un símbolo del poder que une inextricablemente la vida, la muerte y el renacimiento.

La mosca agárica como símbolo divino

Cualquiera que estudie las culturas antiguas se da cuenta rápidamente de que, allí donde se buscaba el origen del ser, se encontraba con la mosca agárica, como fruta sagrada, como ofrenda o como símbolo de la unidad divina de la luz y la materia.
Aparece allí donde se celebran las transiciones o se honra lo invisible: en los rituales del solsticio de invierno, en las ceremonias de sacrificio y en los sueños visionarios de los chamanes. Su aparición marcaba el inicio de un nuevo ciclo, un destello de lo divino en medio de la oscuridad.

Tal vez fuera precisamente ahí donde residía su magia: la mosca agárica ponía en contacto el cielo y la tierra, no como un mero símbolo, sino como un ser vivo que recordaba a la gente su propia naturaleza dual: física y espiritual al mismo tiempo. Quien la contemplaba se miraba en el espejo de la propia creación: fugaz, efímera, pero sostenida por la vida eterna.

Los cultos antiguos y la sustancia divina

En los misterios de la antigüedad, el simbolismo de la simbolismo de la seta desempeñó un papel oculto pero poderoso. En el culto a Mitra, por ejemplo, muy extendido en el Imperio Romano, se veneraba al hongo como expresión del ciclo cósmico.
El sacrificio del toro, de cuya sangre crecen nuevas plantas y hongos, simbolizaba el renacimiento del mundo: la vida de la muerte, la luz de la oscuridad. Desde este punto de vista, el sombrero rojo de la mosca agárica reflejaba la llama de la renovación que surgía del animal sacrificado y encendía una nueva conciencia.

También encontramos paralelismos en Egipto, en el mito de Osiris. Osiris es desmembrado, enterrado en la tierra y resucitado, igual que el micelio invisible que yace latente en la oscuridad y renace un día, resplandeciente de nuevo.
Se dice que los sacerdotes bebían una esencia de cuencos dorados que portaban la luz del sol -quizá se inspirara en el hongo, como el sol, que sigue trabajando bajo tierra incluso en los meses más fríos.

Al igual que la seta surge de la tierra húmeda, Osiris pasó a simbolizar la resurrección, la fertilidad y el aliento divino de la tierra. También en la India se hablaba de Krishna, cuyos frutos rojos y flores se consideraban dones celestiales, "el alimento de la luz".
En todas estas tradiciones resuena el mismo mensaje: Lo divino actúa en la naturaleza, visible para quienes miran con el corazón.

Yggdrasil - el árbol de la vida como conexión entre los mundos

Simbolismo del agárico de mosca - Antigua pintura de Adán y Eva
Techo plano pintado de la iglesia del monasterio benedictino de San Miguel de Hildesheim
con
"Raíz de Jesé", detalle: Adán y Eva
Fuente de la imagen: The Yorck Project / Zenodot Verlagsgesellschaft mbH - Dominio público,
Licencia de documentación libre de GNU /

El árbol de la vida es uno de los símbolos más antiguos de la humanidad, y es el centro de muchos cuentos en los que pervive el simbolismo de la mosca agárica. Sus raíces llegan hasta el inframundo, su tronco se yergue en el mundo terrenal y su copa toca el cielo.
En sus ramas crecen los frutos del conocimiento, que algunas leyendas describen como rojos y blancos, palpitantes de energía vital.

Así, la seta se convirtió en el fruto del árbol de la vida, la manifestación de la unidad de todo ser. Se encuentra en el umbral donde la materia se transforma en espíritu, donde el alma encuentra el valor para atreverse a ascender. El chamán que medita bajo el Árbol del Mundo no sólo ve crecer el hongo, sino que "respira". Percibe que todo ser -árbol, ser humano, seta- forma parte del mismo movimiento divino.

En la mitología nórdica, Yggdrasil, el árbol del mundo, refleja este principio. También aquí, la tierra no es un lugar de separación, sino de conexión. Las setas que crecen bajo sus raíces simbolizan la sustancia que lo impregna todo, el micelio de la vida que nutre silenciosamente todo lo que se hace visible. Y si tienes el valor de levantar la mirada, reconocerás en el hongo no sólo un fenómeno natural, sino una parábola del despertar de la propia conciencia.

Templos, símbolos y arquitectura sagrada

El simbolismo de la mosca agárica no sólo se encuentra en los mitos, sino también en la piedra, el color y la arquitectura. En los templos egipcios se pueden reconocer columnas con forma de seta, "flores de loto", que quizá eran algo más que formas decorativas. Algunos investigadores ven en ellas alusiones al "alimento de los dioses", el elixir secreto que renovaba la conciencia y la vida.

Los motivos de setas y conos también aparecen en los zigurats babilónicos o las pirámides mesoamericanas. Los antiguos maestros constructores parecían saber que la forma y la conciencia se comunican entre sí. El propio templo se convirtió en un símbolo del cuerpo humano, y la seta, en su llave interior.

En la antigua Persia hay relieves que representan a sacerdotes portando cápsulas o cálices con frutos en forma de gota. El motivo de la piña, que más tarde reapareció en el Vaticano como una gigantesca escultura de bronce, también simboliza la misma idea: la apertura de la conciencia divina, el portal que la mosca agárica representa en los mitos.

De este modo, el mundo material de la arquitectura se fundía con el mundo invisible de los símbolos. Quienquiera que estuviera en estos templos se encontraba -consciente o inconscientemente- en el signo de la seta, a la sombra del árbol de la vida. Tal vez fuera este diálogo invisible entre la piedra y el espíritu lo que transportaba al visitante a ese estado silencioso en el que lo sagrado se hace tangible.

El Rey Arturo y la alquimia de la luz

El antiguo simbolismo de la seta también se encuentra en las leyendas de la Edad Media, disfrazado de armadura de caballero y mitos. La leyenda del Rey Arturo y la espada en la piedra es algo más que un cuento de hadas: habla del despertar de la conciencia.

La espada representa el conocimiento, la piedra la materia. Sólo quienes son puros de corazón pueden liberar el conocimiento divino de la tierra, igual que la seta crece hacia la luz cuando llega el momento.

El Santo Grial, el vaso de la vida, se describía en las antiguas tradiciones como un "cáliz de luz", y no es casualidad que su forma recuerde al sombrero redondo de la seta. Ambos simbolizan el mismo momento de revelación: cuando el cielo y la tierra se encuentran, nace una nueva vida.

Arturo, Mitra, Osiris, todos ellos encarnan el eterno ciclo de la transformación. Héroes que mueren y vuelven, como el propio hongo al ritmo de las estaciones. Sus historias nos enseñan que la verdadera fuerza no reside en la victoria, sino en rendirse al cambio, al principio mayor que lo impregna todo.

Simbolismo de la mosca agárica - Amanita muscaria como santo grial

La seta como símbolo de inmortalidad

Al final de todos los mitos está el retorno.
El simbolismo del agárico de mosca nos recuerda que toda vida es cíclica: nace, cambia, renace. La seta muere con la escarcha y vuelve a la luz del verano siguiente. Demuestra que la energía divina no se desvanece, sino que se transforma, una y otra vez, inexorablemente.

Quizá sea ésta la verdadera magia de este símbolo: Nos hace comprender que nosotros también formamos parte de este ritmo eterno. Que, como el champiñón, procedemos de la tierra, crecemos, florecemos, morimos y seguimos existiendo en el gran ciclo de la vida.

El hongo no es una reliquia de tiempos antiguos, sino un maestro vivo. Habla con imágenes que nuestro ser más íntimo puede comprender, aunque la mente las haya olvidado hace tiempo. Sus colores, formas y ritmos resuenan con la memoria de lo eterno: el principio divino de la transformación.

Memoria - Las máscaras del saber antiguo

Si echamos la vista atrás a los capítulos anteriores, hemos aprendido hasta qué punto el simbolismo de la mosca agárica está arraigado en los mitos, desde los chamanes de Siberia hasta las civilizaciones antiguas y los templos de Egipto.
Hemos visto cómo el hongo se convirtió en un símbolo del árbol de la vida, un símbolo de renovación divina, y cómo su mensaje perdura en figuras como Mitra, Osiris y el Rey Arturo.

En la próxima entrega del 3er Adviento, echaremos un vistazo al regreso de estos símbolos a los tiempos modernos. Seguimos su rastro a través de las leyendas nórdicas, hasta Odín y sus renos, hasta llegar al mismísimo Papá Noel.
Lo que una vez fue una metáfora sagrada sigue vivo hoy en día en un abrigo rojo, barba blanca y trineo - oculto, pero no olvidado.
Tal vez nuestra Navidad moderna todavía lleva la magia silenciosa de aquellos hongos que una vez abrieron la puerta a la luz.

Fuentes

1. mitología y folclore del agárico de mosca - Árboles para la vida 🔗https://treesforlife.org.uk/into-the-forest/trees-plants-animals/others/fly-agaric/fly-agaric-mythology-and-folklore/

2 H. Nyberg (1992): Religious use of hallucinogenic fungi - A comparison between Siberian and Mesoamerican cultures 🔗https://www.funga.fi/Karstenia/Karstenia%2032-2%201992-4.pdf

3ª Fly Agaric: A Compendium of History, Pharmacology, Mythology & Exploration - Kevin M. Feeney (ed., 2020) 🔗https://chacruna.net/fly-agaric-amanita-muscaria-traditional-modern-therapeutic-uses/

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